Un sistema de gestion de calidad tiene un papel importante en la mejora continua de las organizaciones, por lo que, si tienes una empresa, quizás te interese beneficiarte de todas las ventajas que te puede aportar un sistema de estas características.

Si al final de este artículo te has convencido de todas las bondades de contar con un SGC, recuerda que puedes encontrar toda la información relativa a cómo implantar un sistema de calidad y conseguir la certificación ISO 9001 en nuestro blog.

¿En qué consiste la gestión de calidad?

La gestión de calidad hace referencia al conjunto de actividades dedicadas a conseguir una mejora en la eficiencia de la organización. La tarea principal de este sistema es elegir correctamente el procedimiento con el que elaborar productos y servicios de calidad. De esta manera, lo que se pretende es evitar los errores antes de que los bienes lleguen al usuario final.

Seis beneficios de implantar un sistema de calidad

Introducir un sistema de gestión de calidad, como el ISO 9001, puede ser de gran ayuda en tu negocio. Por lo general, aumenta la eficiencia y la productividad y es probable que te dé una ventaja sobre el resto de tus competidores, pero existen muchas otras razones por las que apostar por este método. Aquí tienes seis de ellas:

1. Ayuda al liderazgo y a la consecución de objetivos

El liderazgo es un aspecto muy importante dentro de la dirección estratégica de una empresa, y un sistema de estas características se apoya en la dirección para conseguir objetivos que tengan en cuenta diferentes aspectos y satisfagan a todas las partes interesadas, como clientes, accionistas y trabajadores.

Por otra parte, resulta más fácil alcanzar los objetivos que se definen en la dirección estratégica. Con un SGC te asegurarás de que las técnicas, equipos y recursos que se utilizan en un proyecto sean los idóneos. Todas las actividades del proyecto estarán integradas y orientadas a conseguir productos que sean de calidad.

2. Mejora de la comunicación interna

El sistema de calidad hace énfasis en los problemas relacionados con la gestión de operaciones. Esto fomenta la interacción entre los departamentos o grupos involucrados en el proyecto, lo que promueve la armonía dentro de la compañía.

3. Clientes satisfechos

El propósito principal es conseguir que la gente se sienta satisfecha con los productos de tu empresa. Por eso, la gestión debe comenzar identificando las necesidades y expectativas de los clientes. Esto dará lugar a un sistema que garantizará la satisfacción del cliente, lo cual es un gran logro para cualquier organización ya que repercutirá en una mayor confianza y, por tanto, mayores ventas y beneficios.

4. Incremento de la producción y menos trabajo

La gestión de calidad apuesta por la aplicación de técnicas de evaluación adecuadas y por mejorar las capacidades de los trabajadores para conseguir un aumento de la producción. Si llevas a cabo un control estricto durante todo el proceso, tendrás como resultado un rendimiento consistente y un menor desperdicio.

La calidad es un aspecto que está bajo vigilancia continua, de esta forma, es posible establecer acciones correctivas inmediatas en caso de que existan defectos. Por otro lado, dado que los esfuerzos se enfocan en obtener productos de calidad, se minimiza el proceso debido a reclamos de garantía.

5. Entender por qué algo no funciona

Es común que las compañías en declive saquen sus propias conclusiones acerca de lo que pasa antes de entender cuál es la verdadera raíz de sus problemas. Esto propicia que se tomen decisiones sin una comprensión adecuada de las posibles consecuencias.

Si tu empresa experimenta síntomas como una disminución en la rentabilidad, erosión de la cuota de mercado o deterioro de la liquidez, el SGC puede ayudarte a conocer cuál es la causa y cómo solucionarlo.

6. Mejora continua

La innovación y el desarrollo de nuevos productos son dos aspectos clave dentro de las empresas más exitosas. La mejora continua es la única forma de mantener el crecimiento y la rentabilidad por encima de la media. Solo mediante acciones como la actualización continua de productos, la diversificación y la ampliación de la gama se puede acelerar el crecimiento.

Sin embargo, la innovación acelerada no resulta nada fácil. La innovación requiere siempre un enfoque de calidad. Es decir, es necesaria una comprensión de los cambios que se van a realizar, la colaboración de expertos en la materia y la correspondiente documentación para asegurarse de que el producto o el servicio en cuestión sea adecuado para su propósito.

En esencia, un sistema de gestión de calidad es un elemento integrador, y que sirve para unir los diversos aspectos de una misma empresa con el propósito de proporcionar productos y servicios a los clientes de la mejor manera posible. Establecer un sistema que sea eficaz es, sin duda, una de las claves del éxito empresarial.