Si estás dirigiendo una empresa, te habrás enfrentado a varios momentos en los que tu decisión o visión de conjunto se convertían en algo fundamental. Y, probablemente hayas notado que existe una importante diferencia entre líder y jefe. Y es que no es lo mismo guiar y construir, que mandar.

Algunos puntos de ruptura

Vamos a ver cómo se comportaría cada uno de ellos ante las siguientes situaciones.

1. La forma de enfrentarse a las tareas

Piensa que un jefe no es más que alguien que está por encima del resto y que ordena, pero no tiene ninguna otra cualidad que lo respalde. Un líder, sin embargo, tiene más que ver con un gurú. Es una figura de confianza en quien los demás se pueden inspirar y apoyar. Es, por lo tanto, alguien con unas capacidades más definidas e interesantes para el mundo empresarial.

Así, ante las tareas, un jefe sencillamente dará las órdenes e indicará qué hacer. Mientras, el líder ofrecerá ejemplos, dará una orientación y también cierta libertad a los empleados para que ellos mismos elijan la manera de enfrentarse a la situación. Como ves, no solo es más flexible, también consigue una mayor implicación por parte del equipo.

2. La forma en la que es percibido

Si piensas en la definición que te hemos dado, verás que un jefe simplemente es una autoridad. Y, como tal, ejerce en sus empleados el respeto natural asociado a su cargo. El líder, sin embargo, lleva asociada la confianza del equipo. Y no solo la confianza, también una cierta dosis de esperanza.

Piensa que un líder es alguien que guía, que acompaña en su camino al resto. Por lo tanto, es alguien en quien los demás depositan su confianza. No es lo mismo obedecer la orden de un jefe que seguir la visión de un líder. En este último caso, el trabajo que se puede de esperar de los empleados es también mucho más interesante y útil. La implicación y el interés en la empresa crecen, del mismo modo que lo hace la productividad.

3. La manera de enfrentarse a las adversidades

En cualquier empresa hay problemas, pero no todos los cabecillas actúan igual. Un jefe corriente, por ejemplo, suele tener un enfoque resolutivo sin llegar muchas veces a comprender el problema ni a ponerlo en contexto. Sencillamente lo identifica y, si es una persona funcional, lo resuelve. En cambio, un líder sí que tiene un planteamiento algo diferente.

Por lo general, tratará de entender todas las capas del problema. Su origen, su desarrollo y los motivos que lo han generado. De esta manera, no solo lo comprenderá mejor, también lo tendrá más fácil para resolverlo y para impedir que faltas de este tipo se vuelvan a producir en su espacio de trabajo. En este sentido, es un modo mucho más interesante de enfrentarse a los conflictos. Y los empleados perciben mucho mejor esta actitud, ya que les hace sentirse más seguros y confiados. Además, se incrementa la sensación de que el líder es alguien con genuina capacidad resolutiva.

4. El esquema general de trabajo

El jefe tradicional es alguien con un esquema más cuadrado y cerrado. Con una serie de ideas fijas de qué hay que hacer y de cómo se puede llevar a cabo. Se podría decir que es menos flexible y receptivo ante nuevas ideas o enfoques. Y esto no solo reduce la implicación de su equipo, también corre el riesgo de perderse ideas muy interesantes de algunos de sus trabajadores.

Por otro lado, una persona con un liderazgo auténtico y genuino sí que se arriesga más, y desarrolla un esquema de trabajo más flexible. Esto no lo hace únicamente adaptando horarios y responsabilidades, sino que también asimila mejor las ideas de sus trabajadores e incentiva ese tipo de propuestas más autónomas. Si eres un líder, buscarás y respetarás la forma de trabajar del resto.

5. La percepción y el clima que se crean

Finalmente, un jefe es una autoridad y, como tal, consigue un respeto que roza casi en el miedo en muchos momentos. Un jefe es alguien a quien complacer y obedecer, y poco más. Un líder, sin embargo, tiene más de amigo, de guía y de ejemplo.

En este sentido, la percepción será mucho más cercana entre empleados y líder, formándose un hilo muy estrecho entre ambos. Y, de la misma manera, notarás que el clima laboral en la oficina o lugar de trabajo se relaja, consiguiendo también una relación más fluida y un mejor resultado a nivel laboral.

En definitiva, entender la diferencia entre líder y jefe será fundamental para ti. Y, más que entenderla, posicionarte como un auténtico líder. Con estos consejos podrás medir tu actitud, mejorar la forma en la que los tuyos te llegan a percibir y ser el líder al que aspiras.